—¿Sabe? Yo creo que para ser un buen abogado hay que ser un poco cínico,
porque el abogado tiene la obligación de defender a ladrones y asesinos, y
encima, como es natural, se alegra si los ladrones y asesinos que defiende no
son condenados. En esa injusticia se basa la justicia: hasta el peor de los
hombres tiene derecho a que alguien lo defienda; de lo contrario no hay
justicia. Esto puede parecerle desagradable, y lo es, pero la verdad casi nunca
es agradable.
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