jueves, 1 de noviembre de 2012

Diez investigaciones y un recuerdo de los viejos tiempos


… tenía diez investigaciones y Crotty se había tomado el día libre para comprarse un motel en Culver City. Para repasar la letra pequeña, había dicho. No preguntó de dónde había sacado Crotty el dinero para la entrada. “Tengo unos socios chinos”, fue la única explicación que él le dio por voluntad propia. Lo que significaba que, como subcomandante de guardia, tenía que cubrir a Crotty mientras este andaba con sus chinos por Culver City. En las diez investigaciones. El marica de Echo Park que le había enroscado una bombilla de 300 vatios a su novio por el culo. El agente de tráfico borracho y fuera de servicio que había intentado disparar a una cucaracha en la pared de su dormitorio y había matado a una anciana que paseaba el perro por delante de su ventana. Un triple homicidio en el barrio japonés que no desentrañarían ni en un millón de años. Un extraño suicidio en el norte de Hollywood. El asesinato de un negro en Silver Lake. En este no le gustaba pensar. Recuerdos. Tenía a la puta que lo había montado todo. Un negro tan contento recibiendo una limpieza de sable en el motel Silver Lake y entra otro negro y le mete tres balas en el corazón, un triangulito la mar de mono, y la chica no recibe ni siquiera una quemadura de pólvora. Tiene el envío del cliente en las amígdalas y no recuerda nada. Ni el nombre del putero ni la apariencia del tirador. “Qué quieres que te diga, Tom, estaba ocupada, no miraba a la puerta.”
Esa manera de llamarle “Tom” lo puso incómodo. Sabía que la chica lo hacía adrede. Se conocían de los viejos tiempos. De Antivicio de Wilshire. 

(John Gregory Dunne, Confesiones verdaderas, Barcelona, Mondadori, 2012, pg 50)

2 comentarios:

  1. ariel, me estás entusiasmando con esta novela que, lamentablemente, acá está agotada. veré dónde puedo conseguirla. y leerla, por supuesto. gracias por todas estas reseñas que leo con mucho interés. saludos, mercedes rosende

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  2. Gracias por tu visita, Mercedes.
    Sí, lamentablemente son tantas las novelas no llegan al Río de la Plata...
    Opciones: 1) que te la traiga alguien de España; 2) comprarla para Kindle en amazon y 3) bookdepository.com (envío gratis a cualquier lugar del mundo, se supone)
    Ojalá la puedas leer porque de verdad vale la pena.
    Besos,
    A

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