El caso Collini, Ferdinand
von Schirach
Esta
nueva joya del tremendo narrador alemán comienza con la descripción de un
asesinato. Con nombre y apellidos. Quiero decir, el “caso” del que tratará la
novela ya de entrada está resuelto. Hace poco comenté aquí otra en la que
pasaba algo similar. Desde luego, en ambas novelas queda mucho por contar
después de ese “misterio develado” inicial. Pero mientras aquella desarrollaba
una trama tendiente a una explicación lógica, al descubrimiento de un engaño, a
la demostración de una inocencia, en esta Von Schirach deja todo eso de lado.
Como si fueran artificios infantiles de los que no valiera la pena ocuparse.
Elige en cambio otro camino, la narración de otra historia: una reflexión sobre
la culpa, la venganza, el deber, la bajeza, la ley. Y logra en su primera
novela, que es en verdad nouvelle, la
misma altura que había alcanzado con sus relatos en Crímenes y Culpa. Lo que
es mucho decir.
La
historia la protagoniza Caspar Leinen, un joven e idealista abogado. Como defensor
de oficio, le cae este caso. Collini, un italiano en sus sesenta y pico, ha
asesinado a un encumbrado industrial, ya anciano, en un hotel de Berlín. Fue algo
muy planeado, pero no diría que a sangre fría: hay mucha saña, mucha violencia.
El asunto es que Collini no quiere defenderse, ni develar su móvil. Para colmo,
Leinen descubre que la víctima es alguien con quien lo ha unido un profundo
afecto desde su infancia. Cuando intenta desligarse del caso ya es tarde: para
los procedimientos penales, pero sobre todo para su conciencia. Leinen concluye
que Collini merece la mejor de las defensas, y se propone trabajar para ello.
La
novela narra el juicio, y cómo, luchando contra sus afectos y su propia
historia, Leinen revela el móvil de Collini. En ese proceso, el joven abogado trae
a la superficie un artilugio oculto en la maquinaria legal alemana, que,
introducido entre gallos y medianoche allá por finales de los sesenta,
garantizó la impunidad a una pila de jerarcas nazis a través de la prescripción
de sus delitos. Algo relacionado con el concepto de obediencia debida (término
que, lamentablemente, también es demasiado familiar por estas pampas).
El caso Collini es un libro magistral.
En general, por los mismos motivos que hicieron best seller al autor con sus anteriores colecciones de relatos. Y
aunque parezca una paradoja, esta nouvelle
(menos de 150 páginas), primer texto “largo” del autor, tiene su mayor
fortaleza en la brevedad. Sólo un maestro puede contar todo lo que cuenta en
tan pocas páginas, manteniendo caliente el interés del lector devorando páginas. Y eso que estamos
hablando de un libro acerca de un juicio. No es una persecución de espías por
diez ciudades de Europa, no: ¡es un juicio!
En esas pocas páginas, con una economía y una sequedad de lenguaje asombrosas,
en las que el más mínimo detalle narra,
asistimos a un par de escenas brutales de asesinato (*), a la historia de la
infancia de Leinen, a sus dilemas morales como abogado. Y, como si todo eso fuera
poco, Von Schirach se las arregla para presentarnos de forma clara un asunto
técnico como el hueco legal mencionado. Hueco a través del cual todavía asoma la
culpa que arrastra toda la sociedad alemana por los crímenes del nazismo.
Ferdinand
von Schirach es pocas palabras y mucha literatura: un narrador extraordinario.
Traducción: María José
Díez Pérez
1/14
(*):
esconderse en un rincón de la librería para la LGC1 (“lectura gratuita del
capítulo 1”) y apreciar el uso narrativo de los detalles en la brutal escena
del crimen: las manchas de la piel en las manos del anciano Meyer, los clavos
del zapato de Collini arañando el mármol.
Reseña destacadas en la actualización (8) de Cruce de Caminos Negro y Criminal
ResponderEliminarbuenísima reseña, totalmente de acuerdo.
ResponderEliminares el segundo que leo del autor y lamento que sólo me quede otro más.
tu blog se convierte en mi referente a la hora de buscar libros, Ariel. gracias!
Gracias por la visita, Mercedes.
ResponderEliminarLo que es bueno es el libro y el autor. Es enorme Von Schirach.
Gracias por tus palabras. Son muy reconfortantes, ya que esa es mi idea: compartir lo que me ha gustado, y que le sirva a alguien.
Si no nos vemos antes, ¡buen viaje y que disfrutes Gijón!