A Paco Ignacio Taibo II lo tenemos
de mil lugares. Primero, como responsable de ese paraíso con forma de colección
que sigue siendo “Etiqueta Negra” de Júcar.
Ahí el tipo elegía las novelas y escribía los prólogos. Y ni unas ni otros
pasaban desapercibidos, nunca. Suele suceder cuando la gente sabe de lo que
habla. Y, por supuesto, también lo conocemos por ser el responsable de la
mítica Semana Negra de Gijón, tan atacada hoy. Mil cosas: historiador, biógrafo
del Che Guevara… y novelista. Porque, sí, alguna vez me tenía que llegar, y
agradezco que así haya sido, la hora de encontrarme con una novela de PIT II,
la hora de conocer al famoso Héctor Belascoarán Shayne.
Cosa fácil es la segunda historia protagonizada por este detective
mexicano de apellidos contrastantes (para ver quién es Héctor Belascoarán
Shayne, nada mejor que darse una vuelta por lo de Alice: Mis detectives favoritos es perfecto para aquellos aficionados a las biografías de personajes).
Y son pocas las páginas que necesita el autor para poner a su protagonista
frente a tres casos, todos imposibles de rechazar.
Primero, un misterioso viejo en
un bar, a cambio de una bolsa de monedas, le pide a Héctor que busque a Don Emiliano
Zapata, el revolucionario mexicano. ¿Muerto en 1919? ¿Rodando por
Centroamérica, empujado otras revoluciones? Lo que sea que haya pasado, pero el
viejo quiere pruebas.
En segundo lugar deberá encontrar
al asesino de un ingeniero. Dicho así parece un caso cualquiera. Pero hay
detalles: 1) quien lo contrata a Héctor es el gerente de la empresa en la que
la víctima trabajaba; 2) el cliente (es decir, la empresa) parece con toda la
intención de “colgarle el muerto” al sindicato, que está siendo un poquito más
combativo que lo que el buen gusto recomienda…
El tercero es el más “clásico” de
todos. Hay una adolescente que intentó varias veces suicidarse. Su madre, una
actriz en declive pero aún bastante apetecible, contrata a Héctor para que, a
la vez que impide el suicidio, encuentre los motivos de tan inexplicable
proceder.
Planteados los tres casos, HBS
comenzará a moverse por la asfixiante geografía del DF mexicano. Siempre
caminando, bajo el sol o la lluvia, o en “camiones”. Siempre con un libro en el
bolsillo. Insomne casi todo el tiempo, va del despacho a casa y de casa al
despacho: escritorio que funciona a la manera de esas “camas calientes” usadas
por distintas personas a lo largo del día, Héctor lo comparte con un plomero,
un tapicero y un ingeniero experto en cloacas (este sólo por las noches). En
ese escenario tienen lugar las elucubraciones conjuntas, en las que gracias al humor
más la temática más el lenguaje, todo bien local, el lector puede “respirar”
México.
La novela se ve atravesada por
otros asuntos personales de Héctor: pierde a su madre, recibe una cuantiosa
herencia de ella —incómoda según sus convicciones—, debe compartir ciertas
decisiones con sus hermanos. Y con ellos se entera, gracias a una memorable
carta —verdadera joya, relato dentro del relato— de las aventuras de su padre,
vasco, marino y luchador socialista.
Belascoarán Shayne no es un
detective cualquiera. Tiene particularidades que lo separan del estereotipo.
Por empezar, no le sobra profesionalismo —obtuvo su licencia por correspondencia—
y a veces duda sobre su vocación. Le gusta su trabajo, pero hasta ahí nomás. Tampoco
parece muy en paz con su pasado de ejecutivo en una multinacional, en franco
conflicto con sus convicciones ideológicas. Convicciones que, a mi criterio,
son su rasgo más representativo. ¿Cómo las conocemos? Porque en Cosa fácil HBS habla y se mueve y se
planta —nunca “reflexiona”— frente a conflictos sindicales, o buscando a una
especial figura histórica, o “descubriendo” los ideales de su propio padre, o
hasta escuchando música en la radio. Pura pericia del autor: sin que el
personaje nos “explique” nada de él, cerramos el libro con la sensación de
haberlo conocido.
Gran personaje, de un gran autor. Me los debía a ambos.
Menos mal que, como dicen por ahí, “nunca es tarde…”
1/12
PS: si querés saber más acerca del misterio de los tres
nacimientos de HBS, no te podés perder esta investigación del amigo Kike Ferrari.
¡Buenísima!
Gracias por la mención, Ariel. Un abrazo. Kike
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