The drop, Michael Connelly
Drop: (s) gota / (s) caída // to drop
(v): caer, accidental o intencionadamente // DROP: acrónimo de Defferred Retirement Option Plan, algo
así como Plan Opcional de Retiro Diferido.
Harry Bosch está viviendo sus
últimos años como policía en actividad en el LAPD. Ha solicitado un
diferimiento de su fecha de retiro, sobre el cual debe aún expedirse el
Departamento. Por ahora, sigue trabajando en la unidad de Crímenes No Resueltos
(la OU, por Open-Unsolved). Allí se
ocupan de aquellos viejos casos que, tecnología mediante, pueden volver a
abrirse hoy. Básicamente, el gran avance son los análisis de ADN: se prende una
luz roja cuando aparece una coincidencia entre algún viejo material analizado y
las bases de datos de criminales conocidos. Es entonces cuando la OU tiene
trabajo.
Con una de esas esperadas
coincidencias se abre The drop. En el
cadáver de Lily Price, una chica asesinada en 1989, aparecen rastros de sangre
ajena. Es apenas una gota, pero suficiente para detectar en ella el ADN de
Clayton Pell, un delincuente sexual fichado por varios ataques. Sin embargo, un
signo de pregunta enorme aparece cuando, cruzados los datos, Bosch y su gente
encuentran que Pell tenía apenas 8 años en aquel momento. ¿Pudo él mismo ser el
asesino? ¿Cómo llegó si no su sangre a la escena del crimen? ¿O están delante
de un gravísimo error del Laboratorio Forense, de impensables consecuencias?
En esos días Bosch recibe un
llamado directo de la Jefatura. Hay un caso de gran repercusión pública: el
hijo del concejal Irvin Irving ha muerto tras caer del balcón de una habitación
de hotel. George Irving es un reconocido lobbista
y su padre, el concejal, solicita al LAPD que sea Bosch en persona quien se
encargue de la investigación. Claro que, como sabemos quienes seguimos la serie
de Bosch, Irvin Irving es también el más acérrimo enemigo del detective. Su
rivalidad viene de la época en que Irving era el Jefe del Departamento, cuando
atacaba permanentemente a Harry.
Con estos dos casos en su
mochila, Connelly planta todos los elementos típicos para una buena historia de
Harry Bosch. Primero, con el caso de Lily Price y Clayton Pell, que destapará
una historia terrible, ya está su inquebrantable voluntad de hacer justicia por
aquellos que no tienen ya voz ni posibilidades. Ir a fondo, ese es siempre el
motor de Bosch, alguien que ya ha visto demasiado, y tiene sus buenos
fantasmas. Por supuesto, se equivocará y —en otro de sus rasgos
característicos—se cuestionará a sí mismo un par de veces. En segundo lugar, la
trama política que se ve venir con la investigación de la muerte de Irving Jr.:
si bien Harry controla su animosidad contra Irving padre y conduce una
investigación honesta, terminará destapando algunos asuntos que podrían
salpicar al propio concejal. Habrá “high
jingo” (*) de sobra.
Las dos tramas mantienen el
interés. A Connelly le sobra oficio para escribir una historia como esta, que
tiene algo de thriller, algo de policíaco y algo de procedural, como todas las novelas de Bosch. Los secundarios están
bien delineados. Tal vez sea porque uno los conoce de novelas anteriores, pero
David Chu (el compañero de Bosch en OU) y Kiz Rider (la que fuera su compañera
en varias novelas, actualmente “haciendo carrera” en la cúpula del LAPD)
aparecen sólidos. Ambos respetan y aprecian a Bosch, pero los dos van a tener
serios encontronazos con Harry, tan serios que nos preguntaremos cómo seguirán
en el futuro sus relaciones con el detective.
Es que Harry nunca fue un tipo
fácil. Y encima, se va haciendo mayor. Sigue tan intransigente como siempre con
sus principios, aunque por momentos está más reflexivo. La responsabilidad por
la crianza de su hija de quince años lo afecta. Se preocupa mucho por el futuro
de ella, e intenta educarla “como a una guerrera”. De hecho, le enseña a usar
armas de fuego, y Maddie ya ha mostrado su intención de ser policía. Pero,
sensibilizado o no, el padre Bosch cree que el mundo que verá su hija
no va a ser mejor que este. Más bien todo lo contrario.
Por otra parte, en The drop Harry conoce a la dra. Hannah
Stone, quien conduce un centro de rehabilitación para agresores sexuales.
Inicia con ella una relación. Veremos cómo evoluciona en el futuro, pero por lo
que se ve en esta novela, va a ser difícil. Siempre es difícil para Bosch
relacionarse con las mujeres. Es buen tipo, pero es demasiado duro, demasiado
rígido. Le falta cintura para la negociación de pareja. Pero, ahora que Maddie
está creciendo, tal vez Harry pueda aprender algo sobre la naturaleza femenina,
vaya uno a saber.
Con un Harry que sigue evolucionando
como personaje, con dos tramas principales que mantienen la atención del
lector, sin grandes escenas de acción, pero sí con suspenso bien entregado,
tanto en la investigación policial del caso Price/Pell como en las derivaciones
políticas del caso Irving, The drop (**)
no defraudará a los seguidores del veterano detective.
6/13
(*): “high jingo” es la expresión que Harry Bosch utiliza para referirse
a toda la “rosca” política que se maneja en las altas esferas del Departamento
y de la ciudad. “Rosca” que Harry detesta y que, frecuentemente, nada tiene que
ver con la justicia.
(**): el triple significado de The drop es imposible de traducir por
completo al castellano. Solo por eso se puede perdonar que “Cuesta abajo” haya sido el elegido para
la próxima publicación en castellano, por el sello RBA para su Serie Negra
(colección que, dicho sea de paso, ha alterado el orden original de la serie al
publicar primero la siguiente novela de Bosch, “La caja negra”).
No hay comentarios:
Publicar un comentario