Trampa para ángeles de barro, Renzo
Rossello
Uno de los libros
que me traje del primer festival BAN!, de junio de este año, fue este de Renzo
Rossello. No conocía al autor ni a la colección. Sólo sabía que eran uruguayos
ambos. Y que el libro presentaba una factura impecable, que pude apreciar con
apenas una hojeada. Me interesó la contratapa y me lo llevé sin dudarlo.
Me encontré con una
historia bien escrita, que se lee con agilidad. Que además es un libro corto
(poco más de 140 páginas) y de tamaño cómodo. Me lo terminé de un día para el
otro. Y puedo decir que disfruté cada página.
Trampa para ángeles de barro
relata la historia de dos personajes cuyos destinos, según ya sabemos desde la
primera —y potente— línea del texto, van a cruzarse más temprano que tarde. Por
orden de aparición, esos dos personajes son el Largo Viñas y el Navaja. El
primero es un policía alto y flaco, que tiene su pasado en el área de
Inteligencia, pero que en la actualidad es un verdadero outsider dentro de la institución. Viñas tiene una casa y una
mujer. Suele pasarse varios días sin caer por allí y cuando lo hace, su mujer
siempre duerme. Viñas piensa que tal vez ella lo engañe, pero mucho no le
importa. A Viñas no le interesa nada; no es cómplice de los policías más
corruptos, pero tampoco los denuncia: apenas los desprecia. El Largo no confía
en nadie, y nadie confíe en él. Más aún: hay ciertos canas que preferirían
hacerlo a un lado…
Edgar, conocido
como el Navaja, es un delincuente
juvenil. Pesado el pibe. Un tremendo historial de entradas y fugas, y robos y
muertes lo han convertido en un enemigo público de esos que alimentan las tapas
de los diarios populares, de esos que logran arañar una estatura mítica. No
tiene familia. La Sandra fue su novia, pero la perdió en algún momento en que
estuvo en cana. El Navaja hace rato que no tiene nada que perder. Por eso no
duda en prenderse en un plan de fuga del instituto. Entre los que salen con él
está su amigo Riverita.
El conflicto que
motoriza la historia viene de una orden “extraoficial” que recibe Viñas. Tiene
que “terminarlo” al Navaja. Los motivos no parecen muy claros. Sólo está claro
que Viñas debe hacer el trabajo solo. Nadie más que su superior directo y él
estarán al tanto de la operación. Pero el policía desconfía. No se cuestiona si
boletear a un delincuente como el Navaja está bien o mal. Lo que lo molesta a
Viñas es no entender qué intereses hay detrás de la orden tan secreta que está
recibiendo.
La persecusión nos
llevará a través de las calles de Montevideo, por los bares y las pensiones,
por las casillas de lata y los pastizales de los suburbios, para descubrir lo
que sabemos desde siempre: que dos hombres parados en veredas enfrentadas, como
Viñas y el Navaja, pueden ser apenas títeres, meras piezas de un juego de poder
que está muy por encima de sus cabezas. Un juego en el que sus vidas no valen
nada.
Trampa para ángeles de barro se
publicó por primera vez en los tempranos noventa. Sin embargo, no ha perdido ni
un gramo de su vigencia. Mérito de Rossello que, con su visible oficio de cronista, desarrolla una trama simple de
manera efectiva. Despliega un estilo afilado, y con economía y precisión planta
una galería de personajes muy atractivos y bien delineados.
Como rioplatense
que soy, me interesó mucho el lenguaje que suena en Trampa para ángeles de barro. Ese lunfardo que no es el de este
lado del charco, que está en ese registro apenas desplazado pero que se entiende perfectamente parado en esta
orilla. Leerlo es algo que resulta una manera interesante de experimentar cómo
somos de iguales y de distintos a ambos lados del gran río marrón.
Si uno de los
objetos de los festivales como el BAN! es poner en contacto a los lectores con
la literatura de género que no es fácilmente accesible —se sabe que en algunos
aspectos el Río de la Plata es más ancho de lo que parece— en mi caso y con
esta novela fue totalmente eficaz. Ojalá puedan distribuir en Buenos Aires
algunos ejemplares de esta Colección Cosecha Roja, que también ha publicado títulos
de Pedro Peña y a Rodolfo Santullo.
9/12
de hecho, hoy vi varios Sobres de Papel Manila de Santullo, en el AteneoGrand Splendid. Me sorprendió.
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