Todo lo
que pasa de noche resulta incomprensible más tarde con el sol. De noche se
hacen cosas que no se harían de día. Y la mayoría de las cosas que uno hace de
noche no se las cree al día siguiente. Quizá todo se resuma en esos dos mundos
de los que hablaba su padre. Uno oscuro y otro luminoso, opuestos. Los delitos
y los amores que se perpetran de noche no deberían ser juzgados, castigados o
mantenidos a la luz del día. Las líneas blancas del asfalto no se ven cuando
brilla el sol.
(Carlos
Zanón, Tarde, mal y nunca, Barcelona,
RBA Libros, 2011, pg 66)
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