jueves, 15 de marzo de 2012

Generosidad


Su generosidad contigo parecía no tener límites. Un día se abrió la puerta del sótano y entró empujando ante él con dificultad un enorme paquete sobre ruedas. Sonreía y miraba el papel de seda, el lazo rosa, el ramo de flores…
Ante tu sorpresa te recordó la fecha: 22 de julio. Sí, hacía diez meses que estabas prisionero. Tenías veintiún años. Con circunspección girabas en torno a aquel voluminoso paquete, aplaudías y reías. Tarántula te ayudó a deshacer el lazo. Inmediatamente reconociste la forma de un piano: ¡un Steinway!
Sentado en el taburete, tocaste después de haber desentumecido tus dedos vacilantes. No era en absoluto un resultado brillante, pero llorabas de alegría…
Y tú, tú, Vincent Moreau, el animal de compañía de aquel monstruo, tú, el perro de Tarántula, su monito o su lorito, tú al que había destrozado, tú, sí tú, besaste su mano, riendo a carcajadas.
Por segunda vez te abofeteó.




(Thierry Jonquet, Tarántula, Madrid, Ediciones Júcar, 1986, pg 62)


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