martes, 25 de octubre de 2011

Hippies y revolucionarios

Por aquel entonces me ganaba bien la vida. Lo único que se necesitaba era conseguir algunos representantes genuinos del Tercer Mundo como compañeros, y recaudabas fondos más rápido que el Reverendo Ike, diciendo a los hippies que estabas financiando una acción revolucionaria, como, por ejemplo, el robo de un banco. En el Village se había levantado la veda, mejor todavía que en el East Side. Los hippies que vivían allí creían que con sus conspiraciones, planes, simulacros de bomba y cartas al editor estaban haciendo una verdadera contribución. Estaban demasiado ocupados organizando a los oprimidos, como para percibir el valor de una transacción monetaria, pero nunca sabían donde comprar los explosivos, así que también hice negocios con ellos. Menos mal que nunca intentaron tomar el Banco de América con la levadura que les vendía.

(Andrew Vachss, Strega, Barcelona, Ediciones B, 1988, pg 104)

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