Te anda
buscando Montaño. ¿Y eso? Resulta que entregó el cuerpo del joven Barraza y
Briseño lo puso como palo de gallinero, pero aguantó como los meros machos. Hay
que invitarle unas chelas. Mejor invítale una vieja, le va caer mejor. No creo
que a ese güey le hagan falta las viejas, echa 365 palos al año y lo bisiestos
se esmera para no faltar al 366. No se coge a sí mismo porque no se alcanza.
Dicen que sí se alcanza pero que no se gusta. Ah, se me olvidaba, la bala que
mató a Barraza es de plata, 9 mm, disparada tal vez por una Beretta. No me
digas. Los sospechabas, ¿no? Pues sí. ¿Por qué? No sé. El instinto es un
instrumento que no se debe desaprovechar. Eso dicen en los cursos. Déjate
llevar, Zurdo, ya es hora de que descubras qué onda con estas muertes.
(Élmer Mendoza,
Balas de plata, Buenos Aires,
Tusquets Editores, 2008, pág. 179)
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