JW se
sentó. En la mesa había una bandeja para combinados: una cubetera con una
botella de vodka y botellas de veinticinco centilitros de tónica Schweppes,
ginger ale, soda y russian. JW vio confirmada una regla básica: hay que beber combinados
o champán, pero no cerveza.
Era
difícil hablar con la música. Sophie le sirvió un vodka con soda. JW dio un
sorbo, removió la bebida y tomó un cubito de hielo con los dedos y se lo metió
en la boca. Lo chupó con fuerza. Sophie lo miró y dio un sorbo a su bebida.
Repasó
mentalmente los consejos de Abdulkarim. Empieza invitando gratis. Haz amigos
siendo generoso, amigos a los que les guste la coca. Amigos que tengan dinero o
que tengan amigos con dinero. Asegúrate de que la gente se meta lo menos posible
en el propio boliche; es un lugar poco seguro. Mejor ir a tomar la última a
casa. Organiza reuniones en casas para tomar la última. Dásela a medio
conocidos en la casa, después de salir. Métete en casa. Al principio no vendas
grandes cantidades, no te interesa crear un mercado de reventa.
Nippe se
inclinó hacia adelante y empezó a hablar con Sophie. JW no oía lo que decían.
En cambio se dedicó a disfrutar del colocón, se desabrochó un botón de la
camisa y dio varios tragos a la bebida. Sentía que sus pensamientos eran tan
afilados como una hoja de afeitar Mach 3.
(Jens
Lapidus, Dinero fácil, Buenos Aires,
Suma de letras, 2009, pg 95)
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