jueves, 20 de junio de 2013

El otro Tony, el de Atlantic City

Luna de casino, Peter Blauner

Quiso el destino que me encuentre escribiendo esta reseña justo hoy. 
No cualquier día, sino hoy: primer día del Mundo Sin James Gandolfini.
 A él y a su creación, Tony Soprano, vaya un sencillo recuerdo.



Los tiempos cambian, qué novedad. Las instituciones siguen, pero los tiempos cambian. Incluso la mafia —organismo cerrado si los hay, con sus propias leyes y códigos— cambia. Antes los chicos morían por pertenecer. Morían ante la irresistible seducción del poder, sin importar cuánto había que ensuciarse para estar ahí. Pero así era antes. Ahora los jóvenes quieren salir. Blanquearse, vivir normalmente. El asunto, claro, es que puedan y los dejen.

Luna de casino relata la historia de Anthony Russo. Anthony es el hijo adoptivo de un mafioso de segunda línea, de los que actúan en una ciudad de cuarta línea como es Atlantic City. Tony —esposa e hijos, pequeño empresario de la construcción— lucha por no pertenecer a un mundo en el que debe presenciar cómo su padre clava un picahielos y cuatro balazos a un “amigo”, mientras suena Tony Bennet en la radio. No es un mundo para él, chico universitario de aspiraciones “american way”. El asunto es que pueda salirse. No es tan fácil. La recesión lo tiene a maltraer, su familia pasa necesidades. La presión de Vin, su padre, y el jefe Teddy, tío de su esposa, se hace sentir. Apremiado pero testarudo, Tony se embarca en una última jugada: se mete a patrocinar a un viejo campeón de boxeo con el que piensa salvarse. En el camino, de paso, se enreda con Rosemary, una chica que se gana la vida en un bar oscuro, luchando en el barro con otras chicas.

El conflicto de Anthony, que no es tanto moral como generacional, es el centro de esta novela. Que también podría decirse que trata sobre esa lucha en la que se nos va la vida, ese motor narrativo por excelencia: la lucha para torcer el destino, para sortear un mandato. Eso es, en suma, lo que intenta Tony. Y hay que llegar al final para ver qué es lo que realmente logra.

Peter Blauner instala en Atlantic City su historia. No creo que sea casual la elección. Encarnación perfecta de la ciudad decadente, nunca cuesta imaginarla con sus costaneras desiertas, con sus carteles de chapa oxidada chirriando en el viento, con sus ludópatas y sus boxeadores siempre derrotados. ¿Qué puede esperarse de una banda de mafiosos que ejerce ahí, en ese imán de perdedores, esa versión berreta de Las Vegas?

Con una combinación inteligente de violencia y humor, muy deudora del maestro Leonard, Blauner construye este universo de mafiosos humanos, agobiados por preocupaciones mundanas. Mucho más cercanos a los de Goodfellas que a los de El Padrino, hay quien dice que Luna de casino anticipó a series como Los Soprano o Boardwalk Empire. Suena un poco presuntuoso, pero puede ser. Al menos en la parte de la primera que vi, es posible emparentar a aquel genial y atormentado Tony Soprano de New Jersey con esta banda de Atlantic City, en especial con los secundarios Vin y Teddy (este último, dicho sea de paso, el mejor de los personajes de esta novela).

Con una narración que alterna la primera persona de Tony Russo y la tercera de un narrador omnisciente, con diálogos perfectos, humor filoso y bien logrados estallidos de violencia, Luna de casino es una novela muy entretenida, que se lee a buen ritmo (anoten los entusiastas del boxeo: las últimas sesenta páginas —el desenlace— transcurren “en tiempo real”, durante el combate entre Elijah Barton y Terrence Mulvehill. Una perla).


Luna de casino no será un clásico, pero te va a hundir de cabeza en la decadencia de Atlantic City, garantizándote unas cuantas horas de grata lectura. Lo que, hoy por hoy, no es poca cosa.

Traducción: Óscar Palmer Yáñez
5/13


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