domingo, 7 de abril de 2013

Coen juega pimpón


A los jugadores ocasionales, los que acudían una vez a la semana al club de pimpón de Schiller, les hacía gracia aquel poli que jugaba con la placa y la pistola puestas. Disfrutaban del espectáculo de una pistolera sobre unos pantalones cortos azules. Y apostaban entre ellos, apuestas de caballeros, nunca más de un penique o un cigarrillo, a que el poli no podía rematar la bola con la artillería a cuestas. Schiller no aprobaba aquellas apuestas. No quería que su club degenerase en un circo. De modo que mantenía a los jugadores ocasionales lejos de Coen. Pero no era un hipócrita. Ni siquiera Schiller podía ignorar el peculiar atractivo del uniforme de Coen: la cinta amarilla en la cabeza, las muñequeras, la Police Special, la camiseta y los pantalones cortos, la placa dorada y las zapatillas de cuero daban a Coen el aire de un hombre con una formidable capacidad de concentración y una auténtica pasión por el pimpón.

(Jerome Charyn, Ojos azules, Barcelona, RBA Libros, 2012, pg 127)

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