Luego de más de un año de publicar
en este bendito blog voy a transgredir una de las pocas normas que me
autoimpuse: comentaré algo que no he leído completamente. Pero ojo que hay atenuantes.
Uno: no se trata de “una” obra, sino de un ¿proyecto? Dos: ni siquiera está
terminada. Sigue creciendo.
Había una vez en que las
historias comenzaban con “había una vez…”. Hadas y príncipes, brujas y animalitos
parlantes que a veces eran sabios y otras malvados: todos ellos
habitaban esas historias, vehículos de profundas enseñanzas y moralejas. Andersen,
Perrault, Collodi y sus secuaces pusieron en palabras a Caperucita,
Blancanieves, Pinocho y Barba Azul, todos esos clásicos. Infantiles, sí, pero de una crueldad
apenas disimulada. Me pregunto cuántas generaciones, a lo largo de un largo par
de siglos, alojamos pasivamente en el chip —que los filósofos, críticos y
educadores discutan si salimos ganando o no— estos relatos.
Pero sucede que en el siglo XXI
el mundo es un poco distinto al de aquellos tiempos de castillos y nobles. Hoy
por hoy, si Caperucita se manda a cruzar el bosque con una canasta y sólo se
encuentra un lobo, puede decir que la sacó barata.
Parece entonces que la gente del
sitio sigueleyendo.es, con la escritora Cristina Fallarás a la cabeza, pensaron
que un mundo hostil, hambreado, embrutecido y rabioso merece historias más
oscuras, más violentas, en las que los finales sean menos felices y más
finales. ¿Por qué no “ennegrecer” la carga de violencia que ya traen estos
relatos, y re-versionarlos a través de la pluma de un seleccionado de autores españoles e hispanoamericanos del género negro? Interesante idea, ¿verdad? Bueno, pero eso
no es todo. Para patear el tablero completamente se han decidido por la edición
en formato electrónico (.epub y .pdf), a sólo un euro por cuento. Exacto: un
euro, menos de dos dólares, cerca de seis pesos. Mitad para el autor, mitad
para los editores. Sin protecciones extrañas. Todo simple.
Allí fui, para encontrar al flautista de
Hamelin en la pesadilla urbana ideada por Kike Ferrari, con ratas, asentamientos
y niños vejados que buscan venganza. Me maravillé con la desgarradora, sucia y luminosa
poesía que pela Gabriela Cabezón Cámara en su Beya Durmiente, hundida en un
prostíbulo del conurbano. Presencié una historia de rencores, traiciones y
venganzas entre los cuatro cerditos Cerdán de Diego Ameixeiras. Me divertí
como loco con el rockero gato con botas de gamuza azul del catalán Carlos
Zanón. Y fui testigo de la suerte de la Caperucita creada por Juan Abreu, balsera
ella entre los cubanos de Miami.
Y lo mejor de todo es que esto
recién comienza: hay más Bichos concebidos por Guillermo Orsi, Raúl Argemí,
Rolo Diez, Javier Sinay, Lázaro Covadlo, Miguel Molfino, Juan Ramón Biedma,
Juan Mattio…
Hacete un favor y date una
vuelta.
Yo, mientras, sigoleyendo.
Hola, Daniel. Gracias por pasar.
ResponderEliminarSí, es muy interesante. Realmente hay que seguirlo con atención... Ojalá lo disfrutes como yo.
Un abrazo, y feliz 2012
A