Leamas
observó cómo sacaba un cigarrillo del paquete que había en la mesa y lo
encendía. Advirtió dos cosas: que Peters era zurdo, y que, por segunda vez, se
había puesto el cigarrillo en la boca con la marca hacia fuera, para que se
quemara antes. Fue un gesto que le gustó a Leamas: indicaba que Peters, como
también él, había estado perseguido.
(John Le
Carré, El espía que surgió del frío,
Barcelona, Random House Mondadori, 2010, pág 89)
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