martes, 28 de abril de 2015

Dos islas y una megalópolis

Días de vorágine. Difícil encontrar el momento para el comentario más concienzudo. Es lo que hay: días de locos, de micro comentarios. No obstante, pase lo que pase afuera, y como dijo el Diego, la lectura no se mancha. Ni se detiene.

Mucho es lo que pasó en los últimos tiempos, pero me interesa mencionar a estos tres autores que conocí (*), todos muy recomendables:

La estrategia del pequinés, Alexis Ravelo: cuatro perdedores en Canarias, un pez gordo en Barcelona, droga que se pierde, y un bar medio rioplatense llamado “El Quilombo”. ¿Se puede pedir más? Sí: una trama sin fisuras, de violencia bien administrada, una prosa económica, la perfecta pintura del ambiente insular. Se merece todos y cada uno de los premios y buenas reseñas que le dieron (que son un montón, suficientes como para que no agreguemos una más aquí). Gran lanzamiento de la interesante editorial Revólver, con prólogo del amigo David Gómez
.
Adiós, muchachos, Daniel Chavarría: Alicia, jinetera en bicicleta, seduce extranjeros en el Malecón de La Habana y sueña con salir de la isla. Cae en su trampa el canadiense Víctor, un estafador detrás de un millonario negocio de turismo subacuático. Juntos ven la oportunidad en el dinero de una rica familia holandesa. Todo se tuerce: extrañas prácticas sexuales, un muerto en el freezer, un secuestro. Lo que parecía una novela más, otra comedia livianita, termina golpeando con potencia de huracán caribeño, con mucho humor, erotismo y violencia. Clásico de lectura obligada, ganador del Edgar y disponible gracias al rescate de nuestra cordobesa Eduvim.

El invasor, Marçal Aquino: no conocía a este autor brasileño, editado ahora por la mejicana Océano. El invasor es la historia de dos socios que planean y ejecutan el asesinato de un tercero, el mayoritario. En la gigantesca San Pablo, de violentos contrastes, ellos contratan a un sicario, que, luego de terminado su trabajo, comienza a invadirles la vida. A Iván, uno de esos socios y narrador, la culpa lo arrastra a un espiral de paranoia y miedo. Traición, violencia, la corrupción de los poderosos, en una historia correctamente escrita, con agilidad y suspenso bien dosificado. El final, aunque previsible, no deja de estar bien resuelto. Encima, es breve: menos de 160 páginas. Entrale nomás.

(*): no es del todo exacto: a uno de ellos ya lo conocía de otro lado...



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