En tu mundo raro y por ti
aprendí, Pablo Forcinito
Hay
una expresión que aprendí leyendo a los personajes de Julián Ibáñez. Viene del
mundo de los toros: “cortar oreja”. Signifca que una faena fue bien realizada,
con resultado óptimo. Por eso el concepto se aplica al logro de Pablo Forcinito
en esta, su primera novela. Claro que la elegí como título también por otras
cuestiones. Pero no nos adelantemos.
Paraná
comienza la historia humillado, arrastrado por el Yeti sobre mierda de perro.
Es su primer día de clases, y así se presenta el entrerriano a Seba y el Colo.
Es el nuevo en el curso, y será el protagonista de esta novela de violencia de
suburbio. En un mundo de códigos adolescentes y música de bailanta, la amistad
de estos tres es el envoltorio, la escenografía que Forcinito elige para narrar
la transformación que llevará a Paraná de ser otro chico problemático a ser un
asesino despiadado y ultraviolento. Un asesino que deja una marca distintiva:
corta las orejas de sus víctimas.
Los
dos amigos permanecen cerca de Paraná. Miran hacia otro lado, tratan de ignorar
lo que, de manera cada vez más evidente, ese marginal hace. Pero con uno de
ellos, Seba, el más “clasemedia” de los dos, crece un vínculo que trasciende la amistad
plana que simulan en la superficie, para el mundo exterior. Una atracción
erótica que sorprende a ambos, criados en un entorno que se adivina de
virilidad exacerbada —piñas, minitas, pornocumbia, fierros—, pero que, para
beneficio de la historia, no los paraliza. Al contrario: en el medio de la
transformación asesina de Paraná, en ese mundo raro, crecerá algo como un amor
áspero que arrastrará a los dos, y al lector, hasta el final de violento
dramatismo.
Ambientada
en un universo de suburbio empobrecido, Forcinito elige un lenguaje crudo,
callejero, por momentos chocante. A su vez, las voces que construye registran
con gran acierto el habla de la periferia. "Habla" en un sentido amplio ya que,
como en la vida, abundan en la novela otras formas contemporáneas de la
comunicación, como los mensajes de texto y las ventanas de chat. Con criterio,
sea cual sea el canal, el autor toma de esa lengua coloquial sólo aquello que
mejor se ajusta a su propósito narrativo, sin abusar de slang innecesario, algo que no siempre es fácil de manejar. Es que
si bien En tu mundo raro y por ti aprendí
es su primera incursión en la novela, Forcinito ha trabajado antes en poesía y,
sobre todo, en cuento. Conocí y admiré oportunamente su trabajo en las
antologías de la Abadía de Carfax (*). En aquellos relatos, algo apartados del realismo feroz de esta novela, pero como ella instalados siempre en
el conurbano de Buenos Aires, ya mezclaba eficazmente la oralidad cotidiana
con elementos sobrenaturales.
Un
prometedor debut, un personaje de esos que se las traen —del que ya se anuncia
una segunda parte para este 2015—, y a la vez una incorporación valiosa al
interesante catálogo que de a poco va reuniendo la joven editora Metalúcida.
(*):
mi preferido entre aquellos siempre fue Perras in de nai.
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