lunes, 16 de marzo de 2015

Cortando oreja

En tu mundo raro y por ti aprendí, Pablo Forcinito

Hay una expresión que aprendí leyendo a los personajes de Julián Ibáñez. Viene del mundo de los toros: “cortar oreja”. Signifca que una faena fue bien realizada, con resultado óptimo. Por eso el concepto se aplica al logro de Pablo Forcinito en esta, su primera novela. Claro que la elegí como título también por otras cuestiones. Pero no nos adelantemos.

Paraná comienza la historia humillado, arrastrado por el Yeti sobre mierda de perro. Es su primer día de clases, y así se presenta el entrerriano a Seba y el Colo. Es el nuevo en el curso, y será el protagonista de esta novela de violencia de suburbio. En un mundo de códigos adolescentes y música de bailanta, la amistad de estos tres es el envoltorio, la escenografía que Forcinito elige para narrar la transformación que llevará a Paraná de ser otro chico problemático a ser un asesino despiadado y ultraviolento. Un asesino que deja una marca distintiva: corta las orejas de sus víctimas.

Los dos amigos permanecen cerca de Paraná. Miran hacia otro lado, tratan de ignorar lo que, de manera cada vez más evidente, ese marginal hace. Pero con uno de ellos, Seba, el más “clasemedia” de los dos, crece un vínculo que trasciende la amistad plana que simulan en la superficie, para el mundo exterior. Una atracción erótica que sorprende a ambos, criados en un entorno que se adivina de virilidad exacerbada —piñas, minitas, pornocumbia, fierros—, pero que, para beneficio de la historia, no los paraliza. Al contrario: en el medio de la transformación asesina de Paraná, en ese mundo raro, crecerá algo como un amor áspero que arrastrará a los dos, y al lector, hasta el final de violento dramatismo.

Ambientada en un universo de suburbio empobrecido, Forcinito elige un lenguaje crudo, callejero, por momentos chocante. A su vez, las voces que construye registran con gran acierto el habla de la periferia. "Habla" en un sentido amplio ya que, como en la vida, abundan en la novela otras formas contemporáneas de la comunicación, como los mensajes de texto y las ventanas de chat. Con criterio, sea cual sea el canal, el autor toma de esa lengua coloquial sólo aquello que mejor se ajusta a su propósito narrativo, sin abusar de slang innecesario, algo que no siempre es fácil de manejar. Es que si bien En tu mundo raro y por ti aprendí es su primera incursión en la novela, Forcinito ha trabajado antes en poesía y, sobre todo, en cuento. Conocí y admiré oportunamente su trabajo en las antologías de la Abadía de Carfax (*). En aquellos relatos, algo apartados del realismo feroz de esta novela, pero como ella instalados siempre en el conurbano de Buenos Aires, ya mezclaba eficazmente la oralidad cotidiana con elementos sobrenaturales.

Un prometedor debut, un personaje de esos que se las traen —del que ya se anuncia una segunda parte para este 2015—, y a la vez una incorporación valiosa al interesante catálogo que de a poco va reuniendo la joven editora Metalúcida.

(*): mi preferido entre aquellos siempre fue Perras in de nai.


Seguí pinchando: si te interesa una historia de violencia orillera como la de Pablo, qué mejor que darse una vuelta, aquí y aquí, por algunas de las del querido amigo Leo Oyola (quien, dicho sea de paso, es responsable de la contratapa de En tu mundo raro).

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