Artigas es una fábrica de alimento para el sistema. Los
turros usan la misma ropa, caminan las mismas calles y repiten los mismos
juegos. Tarde o temprano, pierden. Son una jauría domesticada, que sube por
propia voluntad a los camiones con destino de matadero. La policía no piensa ni
hace esfuerzos. Espera. El error, la filtración, la delación. Y cuando tarda en llegar, simplemente cae
sobre los mismos tipos.
Una y otra y otra vez.
(Kike Ferrari y
Juan Mattio, Punto ciego, Buenos
Aires, Vestales, 2015, pág 21)
No hay comentarios:
Publicar un comentario