Segunda historia de Sallis que llega a mis manos, El tejedor también es protagonizada por Lew Griffin, detective negro de New Orleans. Dado al alcohol. Ex combatiente. Amante de la literatura y el blues.
La novela atraviesa distintos períodos de la vida de Griffin, y distintos episodios, no necesariamente vinculados entre sí. Primero debe averiguar el paradero de una activista negra. Más tarde pasa un tiempo en una clínica de rehabilitación. Allí un compañero le habla de su hermana, y Lew sale a buscarla. También conoce a Vicky. Y también pierde de vista a su hijo…
El tejedor es una historia amarga y triste, y a la vez luminosa. Tiene sus chispazos de humor ácido, pero también muestra lo que significa para muchos ir con la negritud a cuestas en el ambiente casi siempre hostil de la sureña New Orleans. Su jazz, sus bares, sus borrachos desfallecientes. La literatura como camino de salvación.
Rodeado de personajes de esos con quienes se salvan la vida mutuamente (su amigo el policía Don Walsh, su amiga-amante-mujer, la prostituta LaVerne), Griffin es un detective que viene a ganarse un lugar entre los detectives memorables. Debajo de la Trinidad Marlowe-Spade-Archer, pero perfectamente conviviendo con el Scudder de Block, el Pepe Carvalho de Montalbán, el Bosch de Connelly.
La maestría de Sallis en la construcción del personaje, que vemos a través de su propia visión del mundo, desencantada y esperanzada a la vez, y en lograr esa presencia fortísima de la ciudad, sus costumbres, su gastronomía, su origen francés, hacen de esta novela, y de todas las de la serie de Griffin que se han cruzado en mi camino, un verdadero clásico.
Traducción: Mireia Porta i Arnau
4/10
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